Calen tocaba la lira tan bien que su música llegaba hasta el Inframundo. Un día, Hades subió a la tierra solo para escucharlo. Le pidió una canción sobre el amor, y Calen tocó una tan triste que hasta las sombras dejaron de moverse.
—Esa canción no debe existir entre los vivos —dijo Hades, conmovido y molesto.
Entonces, lo condenó a tocarla solo en el Inframundo, para siempre, sin que nadie más la escuchara.
Dicen que cuando todo está en silencio, si prestas atención, puedes oír a Calen tocando para un dios que no sabe llorar.
Autor: Jimenez Ruiz Sebastián
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